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El Círculo de Economía Alicante suscribe su Código Ético y de Buen Gobierno Corporativo

En el Círculo de Economía de la Provincia de Alicante entendemos que el ejercicio de la responsabilidad ha de ir acompañado de criterios de buen gobierno, transparencia y rendición de cuentas. El buen gobierno nos ayuda a transformar nuestra misión en resultados, a crear valor, al uso eficiente de nuestros recursos y a generar confianza.

En este sentido, la asociación cuenta con un Código  de ética y Buen Gobierno que tienen por objeto establecer las pautas generales que deben regir la conducta de la asociación Círculo de Economía Alicante, la junta directiva, socios y empleados de la misma en el desarrollo de las actividades a través de las que se materialicen los fines de la asociación.

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Código ético

El reto del futuro consumidor: cómo ganarse la confianza del cliente en la era digital

  • Debate entre el pozo, hp y Volkswagen

La mutación del potencial cliente de una empresa ha sido vertiginosa e imparable. Un nuevo consumidor que no tiene tanto que ver con su mayor o menor edad, sino con el mundo tecnológico que le rodea las veinticuatro horas del día. Este tema fue uno de los ejes principales del XVI Congreso de Directivos CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos) celebrado el pasado 21 de noviembre en el Auditorio de la Diputación de Alicante. Por ello dentro del congreso se realizó la charla El nuevo consumidor. ¿Estamos preparados? Reflexiones para un nuevo escenario, que contó con la participación de Tomás Fuertes, presidente de El Pozo; Helena Herrero, presidenta de HP España y Portugal, y Francisco José Pérez Botello, presidente de Volkswagen Group España Distribución. La conversación fue moderada por Francisco Belil, vicepresidente de la Fundación CEDE.

Aunque los tres participantes pertenecían a sectores aparentemente distintos, como son el alimentario, el tecnológico y el automovilístico, los tres coincidieron en el enorme reto que supone atender al cliente en el siglo XXI. ¨No vale con ser el mejor en tu paí­s, tu empresa tiene que ser la mejor del mundo¨,  expuso Tomás Fuertes. Esa exigencia es consecuencia de un cliente cada vez más informado y con más conocimiento de lo que consume. Por ello la empresa tiene que buscar la diferencia. *Estamos en la era de las experiencias¨, advirtió Helena Herrero.

El directivo debe ser capaz de conocer a su cliente para poder ofrecerle, dice Herrero, ¨una experiencia personalizada¨. La presidenta de HP incidió durante toda la charla en que no importa tanto el objeto que adquieras como qué vas a hacer con el mismo. Para ello hay que conocer al consumidor y ¨anticiparse a sus necesidades¨, avisó Francisco José Pérez Botello. Por ello, puso el ejemplo de cómo la empresa automovilista podrá anticiparse a las averías de los coches y arreglarlas sin necesidad de ir al taller. Siempre siendo eficaz y rápido porque, anticipó Pérez Botello, ¨el que le ponga las cosas más fáciles al cliente será el que gane¨.

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Para poder ofrecer un servicio tan detallado al cliente es necesario obtener una información previa. Ahí­ es donde entró uno de los grandes temas de la charla: los límites éticos a la hora de recoger esta información. Helena Herrero reconoció que las relaciones empresa-cliente son imprescindibles ¨pero también difíciles¨. La presidenta de HP España y Portugal admitió que ganar la confianza de un consumidor ¨cuesta mucho, a la vez que se puede perder en muy poco tiempo¨. Hay diversas herramientas para conocer datos de consumo de una persona: su uso de los smartphones o su manera de navegar por la web de la propia empresa.

Pero lo más importante para los participantes es la transparencia con la cual se recogen o manejan esos datos. ¨Hay que ganarse el derecho a usar la información del cliente¨ afirmó el presidente de Volkswagen Group España Distribución, ahondando en una idea que sobrevoló toda la charla: esa información recogida acaba siendo beneficiosa para el consumidor. Y para poder ganarse esa confianza la empresa debe ser transparente en sus acciones. ¨La transparencia es educación¨, sentenció Helena Herrero, ¨ya que hay que saber pedir datos y cómo pedirlos¨. Francisco José Péez Botello recordó que ¨las empresas ya son casas de cristal donde la transparencia es una cuestión diaria¨.

 

Cómo vender (sin complicarse)

No se necesita digerir libros de 600 páginas aunque sí mucho sentido común. Y muchas ganas de escuchar. Y olvidarse un poco de tu vanidad. Y de tus medallas. Y bastantes cosas más.

Para aumentar tus opciones de vender, tienes que hacer simplemente:

 

Gánate la confianza

– Busca y prepara los éxitos, las noticias agradables, los premios recientes, las nuevas estrategias de tu interlocutor y habla de ellos al romper el hielo. Tu cliente potencial será consciente de que te has preparado a conciencia o bien porque eres un profesional o bien porque esa reunión es importante para ti. Cualquiera de estas percepciones te ayudará.

– Prepara intangibles que funcionen de aval a tu mensaje (publicaciones expertas que hablan de tu producto o servicio, reconocimientos, presencia reciente en ferias, personas comunes que pueden hablar bien de ti,…)

 

Que hablen sobre todo ellos

– Si llevas preparado un discurso de hora y pico y lo recitas de memoria… no mirarás a tu cliente a los ojos. O peor, si no te lo sabes no harás más que leer el PowerPoint. Tampoco mirarás a tu cliente a los ojos.

– Si eres listo y sabes de qué va la escucha activa te darás cuenta que el 80% de tu presentación no será necesaria. No insistas en pasar por todas las páginas. Solo tienes que ir a por el 20% coincidente con la necesidad que descubras en tu cliente.

– No vayas de papagayo ni de erudito. Te aleja de cerrar la venta.

 

Sé transparente

– Al comentar tu portfolio de servicios, confiesa en voz alta aquellos que, a tu juicio, no necesita tu cliente. Estarás dando señales que no estás ahí para vender por vender. Volvemos a invertir en… confianza.

– No fuerces. No vendas todo y de todo. No engañes. No sirve.

 

Sé optimista

– El día anterior a la reunión, durante la reunión, al cumplimentar el informe posterior, en la manida llamada de seguimiento,… sé optimista. Recuerda que cada día es distinto. Y que un cliente que hoy no te necesita mañana puede sí hacerlo. Lo importante es el sabor de boca que le dejaste. Y tu rastro de profesionalidad.

– No estoy hablando de ser iluso. Únicamente que cuando abordas algo con cierta confianza, algo de ella queda… en el otro. Garantizado.

 

Haz seguimiento hasta el no

– Ayuda a tu cliente a confesar que le interesa o no le interesa tu oferta. Un pedido se puede perder por muchísimas razones. Pero nunca por no haber insistido mientras el cliente dudaba en darte una respuesta.

– Es importante marcar los tiempos de seguimiento. Ni muy cortos ni larguísimos en el tiempo. Recuerda que el cliente tiene todo el derecho del mundo a evaluar, analizar y tomar una decisión meditada.

– Desgraciadamente a él no le aprietan tus objetivos de venta de este mes.

 

Juzga tu producto o servicio

– No importa que el canal sea conveniente y el vendedor experto. Si la propuesta de valor es pobre. Si la propuesta de valor se encuentra por debajo de mercado en precio, producto, precio y distribución… yo no haría presentaciones de ventas.

– Preferiría venderme a mí en numerosos procesos de selección de vendedores.

– Es frustrante vender humo. Si no fuera frustrante al principio, lo será al final.

 

 

De verdad que vender, sin complicaciones, tiene que ver con:

  • mucho sentido común,
  • mucho control de nervios,
  • organización impecable,
  • resiliencia ante los fracasos,
  • mucha confianza en uno mismo a medio/largo plazo (al diablo los “no” cortoplacistas)
  • perseverancia a prueba de fuego
  • pensar en modo cliente y respetarle sus tiempos

 

Y si cumples todos, o casi todos, los criterios listados ya estás tardando en ponerte en marcha. Ya se puede percibir desde aquí tu próximo cumplimiento de cuota o budget.

Transparencia y coherencia

El cliente no solo quiere ahora más servicio, sino que ese servicio debe estar dentro de lo prometido. Por eso, valores como la transparencia y la coherencia cobran más sentido que nunca. “Las empresas que quieran seguir teniendo éxito deben centrarse en satisfacer la necesidad del consumidor ofreciéndole el valor que le han prometido”.

Antonio Martín, profesor de Management y Estrategia de ESIC en el nº111 de la revista Executive Excellence

El Dircom del futuro

Incuestionable. En diez años incrementará la importancia del director de comunicación (Dircom).  Me encontré con el estudio «El Dircom del futuro y el futuro del Dircom». ¿Y su mayor peso responde a la casualidad? Nada de eso. Se debe a siete factores fundamentales:

1. Se incrementará su función estratégica.

Le robará pedazos de la tarta al dpto. de  marketing, definiendo bajo un paraguas coherente no ya el posicionamiento de marca sino también el posicionamiento comercial.

Clarificador lo que argumentaba J. Manuel Cendoya (director de Comunicación en el Banco Santander):

 “Colocar bajo una misma mano las funciones de comunicación, marketing corporativo, gestión de marca, servicio de estudios, public policy y sostenibilidad permitirá una gestión integral de la reputación de una compañía, como en nuestro caso. Es crucial sumar todos los intangibles que hay alrededor de una marca, pero sin olvidar que lo principal es la excelencia en la gestión de tu negocio”

2. Control de los nuevos medios.

Será el Dircom finalmente la persona que controlará los nuevos (y absoluta moda) canales online. Y el que controle la cartera online tendrá el ministerio de mayor peso. Total consenso.

El futuro Dircom coordinará la relación de los consumidores con las marcas a través de los medios sociales.

3. Globalización de las marcas.

El Dircom es el  responsable de la reputación de marca. ¿Local o mundial? Ya no se estila esta pregunta. El país es el planeta y aquí se multiplica la importancia de este rol y cargo.

  4. Gestión de grandes volúmenes de contenidos.

El contenido es el rey, no seré yo el que lo ponga en duda. La publicidad que se lleva ya no es push. Es pull. Viva el permission marketing. La llave es captar la atención del cliente potencial (lead)  y atraerle de forma sutil, casi delicada.

La difusión organizada y planificada de estos contenidos al mundo exterior debería recaer en nuestra figura de hoy: el Dircom.

Federico Segarra, director de Comunicación y Relaciones Externas del Grupo Damm lo relataba así:

“El Dircom deberá ser además un ideólogo con capacidad de persuadir con sus argumentos y con una gran capacidad de contar historias que enganchen a la marca y a la empresa con sus públicos targets”.

5. Gestionar crisis online.

En el futuro próximo (y también mañana mismo) debemos esperar que las crisis online se multipliquen. Habrá que aprender con las caídas y con la sangre. Todas las miradas apuntarán al Dircom: “¿Cómo gestionamos esto?”

 “Cada vez hay más información disponible para el público, y esta información ya no es generada por la empresa, sino por el usuario, con lo que el papel del director de comunicación ya no se limita a lanzar los mensajes oficiales, sino sobre todo a gestionar, matizar, o minimizar la información que viene de los usuarios y otro tipo de fuentes no oficiosas. Por ello, el papel del director de comunicación no sólo tendrá más valor en diez años, sino que es cada día más complicado”, detalla Paula Quirós Medina (directora de Marketing y Comunicación de Panda Security).

6. Mayor exigencia de transparencia.

Claudia Granadeiro Tagliavini (directora de Comunicación de Dow Chemical Ibérica para Iberia) mantiene que:

“La sociedad es cada vez más transparente y las exigencias de los grupos de interés van más allá de la información corporativa básica”.

De otra forma, la transparencia será defendida por el Dircom a capa y espada dentro de las nuevas empresas. ¿Por el bien del Dircom? No, por el bien de las propias empresas…

7. Diálogo con grupos de interés diversos.

Las compañías tienen que relacionarse con la sociedad no sólo a través de los medios de comunicación. También con numerosos grupos de interés a través canales de comunicación más diversos y, en algún caso, más advenedizos.

Miguel García Lamigueiro (director de Comunicación y Responsabilidad Empresarial de DKV) apuntillaba:

“Es posible que su nombre y funciones cambien, en la línea de los cambios que la empresa y la sociedad están experimentando, hacia una figura responsable de mantener y fomentar el diálogo abierto con todos los grupos de interés y de dar respuesta a las expectativas de la sociedad”.

En resumidas cuentas, una explosión del mundo digital que puede llegar a amenazar a algunos. Sin embargo, esta misma explosión puede encumbrar y dar alas al director de comunicación de las empresas.

Si me preguntarais por un puesto directivo con potencial, en el medio plazo, dentro de las empresas, yo apuesto por el Dircom.

 Fuente: estudio «El Dircom del futuro y el futuro del Dircom» by Top Comunicacion & RRPP, Burson-Masteller

La marca de una empresa está en manos de las personas

Este podría ser un buen resumen del taller sobre “El Talón de Aquiles de las empresas: su Marca”, desarrollado por el publicitario y profesor de creatividad en la Universidad de Alicante Miquel Poveda el pasado 2.04.14 en colaboración entre el Círculo de Economía de la Provincia de Alicante, la Cátedra Prosegur de la U.A. y el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Alicante.

La marca es la esencia de la empresa, pero el valor de ese activo tan importante no depende de ella; está en manos de las personas: una marca es lo que consiga impactar en la gente; su alcance los fijan los consumidores. Las Marcas, por tanto, están en poder de las personas.

La marca es un intangible que puede dar un gran valor a la empresa, pero podría derivar en nada si se volatiliza: las personas te lo pueden dar todo y las personas te lo pueden quitar. Debes evitar que la marca se convierta en humo. Y no es fácil de gestionar. No existen recetas. Hay indicios, cosas que han funcionado bien y cosas que no han funcionado. En realidad es más fácil saber lo que no deberíamos hacer.

Y hay tres cosas que no deberíamos hacer:

1.- Creer que la gente está interesada en las marcas y que desea relacionarse con ellas. No debemos confundir nuestros deseos con la realidad. Y la realidad es que existen fans, aunque son volátiles; lo habitual es que la gente no esté enamorada de las marcas; la gente es infiel, actúa por su propio interés.

Decía Martin Weigel, responsable de Wieden+Kennedy, agencia responsable de Nike, que fracasar es fácil; simplemente hay que pensar que:

–          La gente está interesada en las marcas y quiere mantener una relación con ellas.

–          Los fans son los consumidores más valiosos de las marcas (el error es no considerar a los demás, no tener un público objetivo más amplio, porque los fans serán siempre una minoría)

–          Todo el mundo quiere participar (pensar que la gente no tiene nada que hacer más que relacionarse contigo)

–          Los consumidores buscan los contenidos que las marcas ponen a su disposición (cuando la realidad es que los consumidores buscan los productos que resuelven sus expectativas y no lo que las marcas les quieren vender).

–          Es más importante tener unos cuantos clientes fieles que muchos consumidores ocasionales (la clave está en tener un mix equilibrado entre clientes exclusivos y ocasionales).

“No soy tu amigo, tan solo eres mi champú”, se titulaba aquella conferencia, en la que Martin abogaba, para los gestores de la marca, en que “Nuestra misión es superar la indiferencia de la mayoría, y para ello debemos intentar formar parte de lo que le interesa a la gente, darle más de lo que recibimos y adoptar una postura, tener un discurso, coherente. Hay que ser realistas. Nuestras reglas creativas no deben pretender nutrir el entusiasmo de unos pocos, sino superar la indiferencia de la gran masa”.

2.- Imponer nuestra presencia a toda costa. Invadiendo, incluso, espacios que la gente considera suyos, sin su permiso.

Esto es algo que en los últimos tiempos está tomando auge, y no está clara su utilidad (nombres comerciales a estadios de futbol, estaciones de metro, etc.).

Es necesaria más imaginación, vincular las marcas con experiencias inolvidables … y menos intrusión.

3.- Considerar que todo vale para llegar a la gente. Cuando la realidad es que lo necesario es que la comunicación tenga “alma”, interese al público objetivo al que se dirige la marca. El objetivo de la marca debe ser compartir con la gente y no montar acciones solo para mayor gloria de la marca; estas solo tienen impactos puntuales tan efímeros como, en el mejor de los casos, la duración de la promoción.

No todo vale. Conseguir la participación de la gente no significa necesariamente que la acción favorezca a la marca.

Y hay algunas cosas que sí hay que hacer con la marca:

1.- Desarrollar cosas que resulten útiles: del “storytelling al storydoing”.

Según Fernando Vega Olmos, exdirector creativo mundial de JWT, los cinco principios evolutivos que engloban el concepto de dejar de decir para pasar a hacer, son

–          La experiencia define a la marca y no viceversa.

–          Crear productos que comuniquen, en vez de comunicar productos.

–          Construir una marca por utilidad, en vez de construir una marca por notoriedad.

–          Reemplazar el contar una historia con emoción, por compartir un significado con acciones.

–          En vez de hacer que la gente quiera cosas, hacer que la gente quiera, porque entonces persuadir se convertirá en compartir.

Y concluía con que “debemos crear soluciones útiles nacidas de la necesidad de la gente”.

2.- Proponer causas de interés común para relacionarse con la gente, para facilitar que la gente se relacione entre sí.

Decía Scott Cook, fundador de Intuit –compañía americana de software para Pymes-, “una marca ya no es lo que le contamos al consumidor. Es lo que los consumidores se cuentan unos a otros que es”, lo que aconseja hacer cosas para fijar la marca en la mente de la gente (siempre se recuerda un buen momento y una sonrisa).

Alex Bogusky, nombrado director creativo de la década por la revista Adweek, considera que “debe existir una nueva relación entre las marcas y las personas basada en la transparencia, la sostenibilidad, la democracia y la colaboración entre empresas y consumidores

Con la concreción de todos estos conceptos a través de distintas propuestas y realidades de campañas de diferentes marcas y el análisis del impacto en la reputación de Coca Cola de la reciente decisión de cierre de algunas de sus factorías de embotellado –entre ellas la de Alicante-, Miguel terminaba con una serie de conclusiones, que reproducimos:

–          En la aparente debilidad puedes encontrar todas tus fortalezas. Si construyes la marca de tu empresa codo con codo con las personas, tendrás abiertas muchas puertas del futuro.

–          Facilita espacios para que la gente hable de tu empresa y tu actividad. Dialoga permanentemente.

–          Nadie tiene ningún compromiso de dedicarle tiempo y espacio a un producto: Hay que ganarse el derecho a estar presente en la vida de la gente.

–          Desarrolla productos útiles y que mejores la realidad cotidiana de las personas.

–          Piensa e productos que comuniquen, no en comunicar productos.

–          Consigue que todo lo que hagas se corresponda con una causa atractiva para las personas.

–          No a los contenidos pensados para el lucimiento de las marcas. Sí a los contenidos que interesen a las personas. Las marcas deben pasar de interrumpir los contenidos que interesan a las personas con sus mensajes comerciales a producir contenidos atractivos para las personas. También se puede vender un suavizante, por ejemplo, de forma inteligente, divertida, diferente contando una historia que sea relevante e inolvidable y que genere contenidos virales. 

Transparencia y sociedad de la información.

(artículo publicado el día 9.01.2014 en ABC)

Decía César Alierta en un encuentro reciente que esta sociedad de la información que estamos viviendo lleva implícita una Revolución Digital que está impactando de manera decisiva en nuestras vidas (cada segundo, por ejemplo, se envían 100.000 twits, se producen 2.000.000 de búsquedas en Google o se comparten 684.478 elementos en Facebook), y por tanto también en las empresas, tanto desde un planteamiento de negocio clásico (nuevos productos asociados a las TIC´s, nuevos mercados, nuevos segmentos diferenciados de clientes), como desde la transparencia necesaria para la evolución correcta de la empresa.

La cantidad de información y su velocidad de transmisión por la red, dificulta el control por la empresa de la información asociada a su actividad, lo que exige estricto cumplimiento de cuantas normas éticas sean de aplicación en cualquier ámbito de la actividad empresarial (existe una expresión asociada a esta sociedad de la información que dice “lo que no quieras que se sepa, ni lo pienses”). Cada día aparecen informaciones en los medios referidas a conductas poco apropiadas o al menos expresiones descuidadas que permiten interpretaciones no siempre aceptables. Y cuando esas expresiones afectan a empresas, el riesgo reputacional puede conducir a situaciones graves.

Hay pocas cosas que la sociedad no perdona, y una de ellas es el engaño, el atajo para conseguir objetivos individuales poco coherentes con el bien común, la competencia desleal, máxime cuando la misma lleva aparejada la explotación injustificable con criterios éticos de personas y recursos. Y estos comportamientos, tal como decía, hoy trascienden a gran velocidad impactando directamente en la reputación de las empresas o, lo que es lo mismo, en su capacidad para convertirse en un miembro respetado de la sociedad que la capacite para desarrollar negocios que impulsen su desarrollo.

En un entorno de la responsabilidad social corporativa (compromiso con el desarrollo social, económico y medioambiental del entorno de la empresa), el comportamiento justo y transparente adquiere importancia competitiva capital. El respeto a todos los grupos de interés en la empresa, más allá de lo exigible legalmente,  es clave para el éxito.

Transparencia con la plantilla, con los clientes, con los proveedores, … con la sociedad, es la única base sobre la que se pueden construir negocios útiles y sostenibles en el tiempo.

Enrique Javier Fur Quesada

Presidente Círculo Economía de la Provincia de Alicante

El desarrollo profesional desde la convicción empresarial (11).

Quizás en este punto convenga retomar un tema que hemos tratado desde diferentes perspectivas en el blog: la cultura empresarial, cómo es la empresa realmente, no “cómo querría la dirección que fuera”, y lo ponemos entre comillas porque en muchas ocasiones la teoría y la práctica de gestión no son del todo coherentes en la empresa. Decimos una cosa y nos comportamos de manera diferente y en ese caso no debemos tener ninguna duda, nuestros empleados verán y creerán lo que hacemos, no lo que decimos.

El desarrollo profesional positivo, el que procura el crecimiento conjunto empresa/empleados desde la transparencia, encuentra su caldo de cultivo adecuado solo en empresas con una cultura clara de progreso, orientada al cliente pero sobre la base del compromiso de y con los empleados, del trabajo en equipo, con el objetivo final de aumentar el valor para los accionistas (propietarios) a través de establecer relaciones fluidas y duraderas con clientes, empleados y entorno social de la empresa.

Haciendo compatible, por supuesto, el trabajo en equipo con el logro de los objetivos individuales que generen una cierta tensión positiva y el interés por avanzar de toda la organización. Buscando sinergias, apoyos mutuos que faciliten el trabajo conjunto y los objetivos globales, a la vez que los individuales.

Y esto es otra vez cultura organizativa. Es importante fijar, siempre que sea posible, objetivos personales para que todos en la empresa tengan un aliciente adicional individual, asociado a incentivos de algún tipo, pero que se consigan realmente siempre que previamente el grupo haya alcanzado sus objetivos conjuntos.

Se trata, pues, de comprometer a todos y desarrollar sobre ese compromiso el progreso profesional individual, con apoyos, de manera, como decía, transparente, objetiva, estratégica.

El puesto de trabajo. El desarrollo profesional (9).

Un elemento fundamental en la productividad a largo plazo de un empleado es su incorporación a un puesto de trabajo correctamente diseñado, completo, rico en contenido y para cuyo desarrollo esté cualificado.

La adecuación persona/puesto es, en este sentido, una responsabilidad importante de todos los que tengan funciones directivas en la empresa. Adecuación, además, permanente, lo que significa que en la medida en que el entorno cambia y la empresa se adapta a esas condiciones cambiantes, también los puestos de trabajo y con ellos las personas que los desempeñan tienen que ir cambiando, incluso anticipando los cambios futuros. Una vez más, la formación permanente de la plantilla se convierte en un factor fundamental de competitividad de las empresas, y eso exige un esfuerzo tanto por parte de la compañía como por parte de los empleados.

No es una cuestión nueva, aunque en los últimos tiempos resulta más clara fundamentalmente por la velocidad de los cambios que imponen las tecnologías asociadas a internet. Pero hace ya muchos años, una excelente amiga, Pilar Aparicio, decía una frase que recogía muy bien una situación entonces incipiente y hoy evidente; decía: “no hay alternativa, o te aclimatas o te aclimueres”, para evidenciar que ya entonces la necesidad de adaptación a los cambios que se empezaban a producir, se estaba convirtiendo en imprescindible para la continuidad de las empresas y para la permanencia de las personas en las mismas. Entonces sonaba casi a premonición; hoy es una evidencia incluso más brusca: no solo tenemos que aclimatarnos, sino incluso que anticiparnos a los cambios que se apuntan constantemente.

Y en esa aclimatación de las personas tiene una responsabilidad especial el área de Personas de las compañías en tanto que responsable por parte de la empresa del diseño y desarrollo de planes de formación que faciliten la adaptación de la plantilla a los tiempos que siempre son nuevos, y el área de Organización en su función de responsable del diseño de los puestos de trabajo de la empresa.

Algunos de los elementos que deberían considerarse siempre en ese diseño de puestos para que resulten verdaderamente eficaces y eficientes, son:

–       Identidad de la tarea: el puesto debería cubrir un proceso completo o una parte identificable del mismo, de manera que el empleado que lo desarrolla sepa siempre cuál es su aportación a la empresa, el valor que aporta su trabajo.

–       Significado de la tarea: cuando por razones de eficiencia o de otro tipo no sea posible esa cobertura del proceso completo, es aún más importante que el empleado entienda perfectamente donde encaja su trabajo dentro de la empresa, por qué es importante que lo haga, y que lo haga muy bien. En este punto, quiero recordar otra anécdota que me contaba otro buen amigo, Miguel, sobre un señor que estaba trabajando en una cantera, cuando pasó otro que le preguntó con una cierta sorna, “¿qué, picando piedra?”, a lo que el primero contestó “no, estoy preparando la materia prima imprescindible para construir la catedral de la ciudad”.

La motivación, el interés, la productividad del trabajador, sin duda, era muy elevada porque era plenamente consciente de la importancia de su trabajo, pese a que algunos pudieran considerarlo de escasa cualificación.

–       Retroalimentación: la persona debe conocer siempre las consecuencias de su actuación, lo que le impulsará a mejorar continuamente su desempeño.

En estas condiciones, el empleado estará en condiciones y motivado para mejorar su aportación y contribuir, por tanto, a aportar valor adicional al proyecto común que debe ser la empresa, máxime si se desarrolla en el seno de una cultura, de unos valores que favorezcan la colaboración, el trabajo en equipo, la transparencia, …, pero de esto hablaré en un próximo post.